El próximo día 10 de septiembre
comenzará el curso escolar para el alumnado de Aragón. Para el personal docente
ya comenzó el día 1. La Consejera de Educación en Aragón Mª Dolores Serrat y
sus afines Directores generales, provinciales etc… viven con alegría y
normalidad lo IRREGULAR. Parece que estuviesen hechos de otra pasta, que vivieran en un mundo
paralelo. Banalizar los problemas supone rebajarlos a la categoría de “esto no
es importante”, ¿Y qué es importante para este gobierno? Está demostrado que las Personas de a pie no
lo somos.
No respetan ni su propio
preámbulo de la LOMCE “Solo un sistema educativo de calidad,
inclusivo, integrador y exigente, garantiza la igualdad de oportunidades y hace
efectiva la posibilidad de que cada alumno o alumna desarrolle el máximo sus potencialidades. Solo desde la calidad se podrá hacer efectivo el
mandato del artículo 27.2 de la Constitución española: «La educación tendrá por
objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios
democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales».
Pues este texto tan intocable cuando quieren lo banalizan porque solo les mueve
el dinero y el ideario del poder, no el de la democracia.
Para
quienes toman decisiones en materia educativa en la provincia y Aragón, el
curso comienza “sin incidencias”.
Sí,
por supuesto, no se han encontrado la respuesta que se merecen sus desatinos o
esta ley clasista y retrograda: no se han negado, profesorado, alumnado y
familias a entrar en las aulas; y la profesionalidad de unos y las
circunstancias de los otros harán que, a trancas y barrancas, el curso eche a
andar. Efectivamente, no hay huelga en los centros educativos.
Pero
hablar de “ausencia de incidencias”, de “normalidad”, es insultante.
Porque
no es normal (o no debería serlo) que algunas familias de Jaca no puedan
escolarizar a sus hijos por falta de plazas en la escuela pública.
No es normal
la gestión que se hace de las becas de libros (que no material escolar) o
comedor, que dejan fuera de las ayudas a muchísimas familias necesitadas por
las condiciones exigidas y la complejidad de su tramitación: a través de las
nuevas tecnologías, que ya se sabe que las familias que necesitan estas ayudas
son las que más fácil acceso tienen a la informática.
No es normal
la precariedad laboral del profesorado interino, su tardía contratación. No son
normales los contratos de seis horas o menos. A cambio de un aumento de horas
en secundaria que dificulta la adecuada atención al alumnado y las familias.
Ni son
normales los barracones o las precarias condiciones de algunos centros de
trabajo. Recordemos que las familias de Tierrantona no van a llevar a sus
criaturas al cole la primera semana en protesta por eso. No es prioritario para
la señora Serrat.
No es normal
la desaparición de los equipos de atención temprana, ni el decreto de
interinos, ni el de plantillas, ni la discriminación del mundo rural por activa
y por pasiva, ni…
La lista
sería larguísima. Porque cuando a una ley nefasta y perversa se le juntan las
tijeras alegres contra los recursos públicos, hablar de normalidad es, o bien
insultar nuestra inteligencia, o bien estar al servicio de unos intereses
contrarios a la educación como derecho universal. Cada día con menos vergüenza (¿wertgüenza?)
cargan contra lo público para convertirlo en un negocio de unos pocos y, en el
caso de la educación, en un instrumento de adoctrinamiento ideológico al
servicio del capital. Todo muy “normal”.
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