martes, 2 de octubre de 2012

Optimismo y Pasividad

“Nuestra tesis es que la idea de un mercado autorregulado implicaba una utopía total. Tal institución no podría existir durante largo tiempo sin aniquilar la sustancia humana y natural de la sociedad; habría destruido físicamente al hombre y transformado su ambiente en un desierto”.

  Karl Polanyi.


Las cosas no van a mejorar; esta cita pertenece a una obra titulada La gran transformación, publicada por Karl Polanyi en 1944. Si leemos con atención observaremos que se se refiere a la idea de la imposición de un mercado autorregulado en pasado, ya que fue escrita después de que, tras varios intentos de colocar al mercado en el centro de la organización económica y social de Europa, el mundo se despeñara por una pendiente de violencia y desorden en el período que va de 1914 a 1945. Para nuestra desgracia hoy este texto es de una increíble actualidad ya que, de nuevo, el FMI, la UE, el BCE y otras instituciones están empeñadas, ahora ya sí en presente, en implantar de nuevo un mercado autorregulado como centro de nuestra organización socioeconómica.

Hoy son muchos los que asumen como un hecho que “estamos sentando las bases del crecimiento futuro”, sin embargo la certidumbre sobre la que descansa esta idea no es fruto del conocimiento, sino de la creencia; y esa es hoy una creencia peligrosa, ya que conduce a muchas personas a una pasividad indiferente. Esta pasividad es la que Mariano Rajoy alentaba recientemente desde Nueva York cuando se refería a la “mayoría que no se manifiesta”.

Pero si Polanyi tenía razón, y estamos convencidos de ello, mientras la mayoría espera pacientemente en sus casas a que las cosas mejoren, el tren de la Historia en el que viajamos avanza veloz hacia el abismo. Para W. Benjamin las sociedades, en ocasiones, deben accionar el freno de emergencia de la locomotora de la Historia. Es por esto que hoy, la esperanza de una pronta mejoría económica es una mala consejera. Debemos ser conscientes de que la aniquilación de la sustancia humana y natural de la sociedad, así como la transformación de nuestro ambiente en un desierto de los que habla Polanyi ya ha comenzado y que nuestra responsabilidad como ciudadanos es la de intentar activar “el freno de emergencia”.

En palabras del filosofo Slavoj Zîzêk “(…) la única manera de evitar el desastre es aceptarlo como inevitable (…) si posponemos nuestra acción hasta que tengamos pleno conocimiento de la catástrofe, habremos adquirido ese conocimiento cuando ya es demasiado tarde”.
No esperemos a que sea demasiado tarde.

Juan Seoane (Federación de Enseñanza de CGT Huesca)

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